Por Miriam Ortuño
Internet supone una alternativa. Una alternativa a la televisión, a la prensa de los periódicos, a las películas comerciales. Nos ayuda a promocionar nuestro trabajo, a aprender cómo hacer una tortilla de patatas, a leer noticias de países lejanos. A encontrar letras de canciones, calles, películas rarísimas. A pedir consejo y ayuda, leer sobre un medicamento, hacer un trabajo, ver porno, protestar sobre algo injusto, vender algo viejo, comprar algo extraño. Cada uno tiene su razón o razones particulares, pero sobre todo Internet nos abre la mente, porque es libre y de todos.
Por desgracia, poco a poco el mercado se está apoderando de este nuevo medio de comunicación. Cada vez que queremos leer una noticia en un diario electrónico o ver un video en You tube nos tenemos que tragar un anuncio antes. La red se concebió como un proyecto libre y neutral. Ese aspecto anárquico y desjerarquizado ha permitido que millones de ciudadanos de todo el mundo lo hayan hecho suyo. Internet es la prueba de que la televisión no funciona, no nos dan lo que queremos, a pesar de lo que suelen argumentar.
La población está reemplazando la televisión por la esfera virtual. Nos gusta poder elegir los contenidos y verlos cuando tenemos tiempo. No queremos el esquema televisivo en Internet. No queremos que nos digan lo que podemos y no podemos ver. No queremos anuncios por todas partes ni que creen los contenidos por nosotros. La red tal y como está demuestra que los seres humanos tenemos un enorme potencial creativo. Abrimos páginas webs, las diseñamos, hacemos canciones y las colgamos en páginas como MySpace, escribimos críticas de música y cine. El ser humano tiene la necesidad de crear y de compartir lo que crea y los medios convecionales nunca habían ofrecido esta posibilidad.
Las empresas quieren meter las pezuñas en la red y poco a poco lo van consiguiendo. El próximo martes 21 de diciembre se decide la aprobación de la controvertida Ley de Economía Sostenible, más conocida como Ley Sinde o ley antipiratería, que afecta al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet. Por este motivo, las páginas de descarga y «streaming» más importantes de España han aparecido hoy de luto, con el siguiente mensaje: «Si se aprueba la ley Sinde, esta página desaparecerá. Internet será una tele más, al servicio del poder. Por la libertad de expresión en la Red. No a la censura. No a la Ley Sinde. No al cierre de webs».
Como usuarios de Internet que somos, no debemos permitir que gobiernos y entidades económicas decidan el futuro de Internet. La red es una anarquía, nadie tiene poder sobre ella, por lo tanto, no debe someterse a las reglas del juego de la falsa libertad de elección de las democracias occidentales. A continuación os dejo los 10 principios del Manifiesto en defenda de los derechos fundamentales de Internet:
1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial – un organismo dependiente del ministerio de Cultura -, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.